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martes, 25 de diciembre de 2012

Cave ne cadas.


Qué sorprendente es la vida cuando en determinadas fechas o momentos de nuestro día a día, nos demuestra que, en ciertas ocasiones, los más llamativos y conmovedores gestos de afecto o cariño proceden de aquellas personas que considerábamos ausentes o distantes, pero que, en realidad, estaban ahí, en estado de latencia.

Personas que verdaderamente saben aparecer sin ser llamadas, que no demuestran la solidez de una amistad con meras palabras, sino con los hechos.

Porque siempre y pese a todo, por muy oscuro que se nos presente el horizonte, habrá luz al final del túnel, y una verdadera amistad que nos ayude a encontrar el camino de vuelta.

Res non verba.


jueves, 13 de diciembre de 2012

Hoy es un buen día.

Hoy es un día lluvioso, el cielo está gris y el suelo mojado. El viento, que sopla intensamente, cala los huesos con tanta humedad que arrastra consigo. Hoy es un día que para muchas personas no dejaría de ser un día triste o lleno de melancolía por el simple hecho de ser un simple día de otoño.

Las pocas hojas que quedan, caen ya de los árboles completamente desnudos de hojarasca y recubiertos de una gruesa capa de musgo que parece darle abrigo a su húmeda corteza. 

Amaneceres fríos, sin los trinos de algunos pájaros que en primavera hasta resultan familiares, y sin flores de las que se desprende ese aroma que tan buenos recuerdos nos trae en determinadas épocas del año.
Hoy es un día, en resumen, de los que a mucha gente le gustaría borrar de su calendario. A mucha gente, salvo a mí.

Hoy es un día de los que merece la pena vivir, como todos y cada uno de los días del año. Un día en el que vemos cómo caen las hojas dejando el árbol vacío y solitario, para recordarnos, una vez más que, de ese vacío y soledad se vuelve a la vida con más fuerza.

Es un día en el que el silencio se convierte en un placer que nos hace recordar lo mucho que echamos de menos los buenos amaneceres. Amaneceres en los que todo trino suena melódicamente y, más allá de la ventana, el paisaje no es otro que el de un bosque florido y lleno de colores, y los árboles no sólo están cubiertos de un manto de hojas, sino también de flores y frutos.

Merece la pena vivir y saber esperar mientras se vive. 

Hoy simplemente recordé que podemos ver el mismo paisaje de dos maneras distintas. O bien marchito y falto de vida, o bien en reposo y a la espera de que el temporal amaine para que, con el paso del tiempo, vuelva todo a ser cubierto por la vida con tanta fuerza y belleza como la primera vez.

Meditar y ser paciente no mata, estar triste toda una vida sí, y lentamente.

Carpe Diem.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Conditio sine qua non.

Lo queremos todo sin merecernos nada y, cuando ya lo tenemos, carece de sentido y de valor. Capricho lo llaman algunos. Cosas del destino y necesidades irracionales que nacen de la nada.

Podemos ser ricos sin darnos cuenta, no porque llevemos los bolsillos llenos de billetes que caen uno a uno al emprender la marcha, sino por tener a nuestro lado todo aquello que realmente buscamos y que, todavía, sin saber muy bien por qué, no somos conscientes de que es lo que realmente estamos buscando, siendo, por lo tanto, nuestra necesidad más inmediata.

Podemos mirar esos ojos todos los días de nuestra vida, a cada amanecer, a cada despertar, a cada rato que pasa, y no saber que en ellos se esconde nuestra verdadera felicidad.
Ignorar que a nuestro lado tenemos todo aquello por lo que debemos luchar y que, con el tiempo, terminará alejándose a pasos agigantados hacia algún lugar del cual nada sabremos, y del cual jamás volverá.

Tocar mil veces esa “fortuna” con las manos, con nuestra piel, e impregnarnos de riqueza sin saberlo, sin ser conscientes de que en ese momento, en ese preciso momento, estamos tocando un pedazo de cielo por el cual daríamos la vida si realmente lo viéramos como tal.

Humanos… siempre condenados a ser unos inconscientes pues sin esta condición no seríamos humanos.

martes, 18 de septiembre de 2012

Cuando se ama a una persona.

Hace tiempo que vengo disfrutando de una bonita canción que hoy me apetece compartir con todos/as vosotros/as, y la cual, tras leer una pequeña explicación, espero que os guste tanto como a mí.

Se trata de una canción de un joven dublinés de 19 años llamado Ryan O’Shaughnessy, con la cual sin lugar a dudas, debutó y pasó a la posteridad en el programa británico “Britains got talent”, algo así como el “OT” británico, salvo por la enorme diferencia de que en éste sí hay enormes dosis de talento.

El joven en cuestión, no se considera ni una estrella, ni un chico talentoso, ni un compositor de obras excepcionales, salvo por uno o dos temas, y éste en cuestión es uno de ellos, en el que manda un mensaje verdaderamente bonito a la chica a la que ama. -¿Se pone interesante verdad?-

Toca y compone no para satisfacer al público, sino para sentirse bien consigo mismo y dar rienda suelta a sus sentimientos, no como estos/as “artistas” de hoy en día a los/as que les escriben “sus” canciones un grupo de especialistas en vender discos como churros, y que el día de mañana serán olvidados y carecerán de sentido.

¿Dónde está aquí la historia? La historia está en que esta canción está dirigida a una de sus amigas, de la cual está perdidamente enamorado “sin que ella lo sepa”. La conoce desde hace seis años, y desde hace un tiempo que viene sintiendo algo más que amistad por ella.

Se presentó al casting, se plantó delante de miles de personas, y no para satisfacer al público (en un principio), sino para declararse a su amiga con una bonita canción de la cual ella no estaba al corriente. Incapaz de pronunciar su nombre, se dirige a ella y le canta donde quiera que esté viendo el programa, y lo hace con una profunda sinceridad que espero que os guste tanto como a mí.

Lo que ocurrió después ya lo investigaréis, lo importante es este preciso instante :-))

Canción: No name
Artista: Ryan O’Shaughnessy


Letra:

Every now and then I see I part of you I haven’t seen
Birds can swim and fish can fly the road is long I wonder way
One of these days you’ll realize what you mean to me ohhh
Every now and then I see a part of you I’ve never seen


Well I try to talk but I can’t
My soul has turned to steel
This happens every now and then when I try to tell you just how I feel
So if you ever love somebody
You gotta keep them close
When you lose grip of their body
You’ll be falling

Because I’m falling

Deeper in love
In love
Deeper in love
In love
Deeper in love
In love

No es ni por asomo el artista más talentoso que pasó por ese programa, y mucho menos por esa edición, pero me gustó haberlo descubierto, sin lugar a dudas.

PD: Yo me enamoré de la morena de rizos de la grada jajaja :-) Disfruten :-)

viernes, 24 de agosto de 2012

Todo por un sueño.

Imaginaros por un momento que se os presenta la posibilidad de cumplir un sueño que conlleva un enorme riesgo y valor. Un sueño único y por el que estaríais dispuestos a arriesgar vuestras vidas.

Esta noche tuve la suerte de ver un documental en el que un grupo de aficionados alpinistas cumplían uno de sus sueños, ascender al Monte Everest, e incluso llegar a hacer cumbre y coronar la montaña más alta del mundo.
El documental trataba sobre un grupo de aficionados al alpinismo que, con cierto nivel y preparación en lo que a escalada se refiere y acompañados de un amigo carente de piernas (evidentemente iba con prótesis) y de un numeroso grupo de Sherpas experimentados en el ascenso y descenso (importante esto último) del Monte Everest, se disponían a llevar a cabo un sueño, hacer cumbre en el Everest y vivir la que posiblemente haya sido la experiencia más memorable de sus vidas.

Un largo proceso de adaptación, aprendizaje y organización. Un ascenso pautado, con hasta cuatro campamentos base, con zonas de riesgo de muerte, con cuerdas de seguridad y zonas de abastecimiento de oxigeno preparadas concienzudamente con antelación por los experimentados Sherpas, eran el principio de la aventura que se avecinaba.

Congelamiento de extremidades, mal de altura, pulmonías, mareos, falta de oxigeno, pérdida de consciencia, e incluso amputaciones, eran dentro de esta dura batalla, algunas de las cosas más “lights”, por así decirlo, a lo que se podían enfrentar estos intrépidos aventureros, y creedme si os digo que, tras ver el documental, hasta la palabra amputación terminó sonándome esperanzadora.

Un ascenso progresivo, con un seguimiento y cobertura excepcional desde el campamento base, fue el inicio de la aventura para todas estas personas. Durante dicho ascenso, algunas personas sufrieron todos esos problemas que cité anteriormente, teniendo que descender y retroceder cientos de metros, e incluso kilómetros, para poder reponerse y curarse del todo y poder así retomar dicha batalla.

Omitiré gran parte del ascenso e iré al grano: los 600 últimos metros hasta la cima y, por supuesto, el impactante descenso final que me dejó con la boca abierta.

¿Qué son 600 metros? se puede preguntar uno. Pues 600 metros era la distancia que separaba a muchos de los escaladores de cumplir su sueño. Eran ni más ni menos que dos horas y media de ascenso y caminata por la fría nieve y la ladera de la montaña. Era la “ínfima” distancia que les permitía ver a sus compañeros en el horizonte, pero que a la hora de ponerse a caminar, eran la diferencia entre terminar la aventura vivo o muerto. Era la distancia en la que el viaje podría convertirse en una aventura con tan solo billete de ida y sin retorno.
En esos 600 metros, algunos de los alpinistas quedaron sin energía, desfalleciendo en el camino por culpa del cansancio, teniendo que bajar contra su voluntad lo antes posible, puesto que, el simple hecho de sentarse a descansar podría llevar consigo no volver a levantarse y morir allí sentado.
600 metros en los que los alpinistas sufren algo así como “la enfermedad de la cumbre”, que es la fuerte necesidad de querer llegar a la cima a sabiendas de que ello implique la muerte. Una sensación totalmente irracional que obliga al alpinista a querer continuar, pese a todo, para una vez en la cumbre morir sin saber muy bien por qué.

Mientras algunos daban la vuelta inmediatamente para huir de la zona de peligro (es la zona en la que “pararse”, distraerse, desfallecer, quedarse sin oxígeno, etcétera, implica la muerte inevitable puesto que nada ni nadie puede intervenir para rescatarte, salvo un milagro o ir acompañado de un numeroso grupo de gente que cargue contigo a cuestas en el descenso; algo improbable), otros continuaron esos 600 metros, entre ellos el aventurero sin piernas, y lograron cumplir su sueño y hacer cumbre en el Monte Everest.

Durante esas horas, los primeros en descender (eran dos personas nada más) se encontraron con un escalador desconocido de otro grupo, tirado bajo unas rocas, con signos más que evidentes de hipotermia y congelación. Ese hombre, tenía su oxígeno agotado, estaba temblando, solo, y muriendo lentamente.
Uno de los escaladores, Tim, mediante walkie-talkie, se puso en contacto con el campamento base y contó lo que estaba sucediendo. Explicó que iba a compartir parte de su oxígeno con el moribundo, puesto que él todavía conservaba gran cantidad ya que no llegó a hacer cumbre.
Desde el campamento base, lo estaban observando atentamente y con detenimiento. Dos hombres, agotados y que anteriormente estaban tirados a 600 metros de la cima por desfallecimiento, se habían topado con una persona desconocida, agonizando, al resguardo de unas rocas.
¿Qué podían hacer tan solo dos personas por aquel alpinista moribundo? ¿Cómo podrían descender arrastrando a un hombre corpulento e inconsciente hasta el campamento que se encontraba a tres horas de caminata y tras un trayecto de lo más complicado? Pues la respuesta era evidente: nada.

Por un momento Tim y el Sherpa eran “Dios”. Podrían haberlo intentado y cargar con él esos kilómetros de descenso y morir los tres en el intento, podrían intentar seguir reanimándolo para ver si este recobraba el sentido y bajaba con ellos, arriesgándose a perder el tiempo en el intento y desfallecer junto a él. O podían hacer lo que hicieron; llorar, aguantar estoicamente ante tan difícil situación, y descender dejando tras de sí a una persona condenada a morir en solitario. Una montaña, en la que descansan alrededor de 200 cuerpos inertes, algunos a la vista, de personas que fueron a cumplir sus sueños, pero que finalmente perdieron allí la vida. Personas con billete de ida y, sin retorno a sus hogares.
Tim llegó abatido y agotado al campamento junto al Sherpa. Tras ellos otro pequeño grupo que intentó, una vez más, en vano, reanimar al hombre una vez se lo toparon en el descenso.

Otro de los alpinistas del grupo llegó casi a remolque de sus compañeros, totalmente agotado, y haciendo paradas continuamente que lo podían condenar a morir allí, junto a esas 200 personas que encontraron en el Everest su último lugar de destino. Y digo esto, porque la filosofía en la montaña era que antes de arriesgar la vida por alguien, los demás deberían abandonarlo y ponerse a salvo.

El hombre sin piernas llegó con los muñones destrozados y se quitó las prótesis inmediatamente. Tanto él como la inmensa mayoría de los alpinistas, tenían las extremidades congeladas, totalmente ennegrecidas y con síntomas evidentes de que se avecinaba alguna que otra amputación.

La historia no termina aquí, puesto que la subida sí era progresiva, pero el descenso no lo era. Tenían que bajar de la cima al campamento cuatro, “descansar”, reponer fuerza, y bajar inmediatamente al campamento tres, que estaba ni más ni menos que a 9 horas de caminata.

Gente con extremidades congeladas, totalmente agotados, pero que sabían que tenían que bajar, y ésta vez, arrastrando al hombre sin piernas sentado en una esterilla, puesto que no podía posarse sobre sus piernas ortopédicas ya que tenía los muñones totalmente destrozados por el primer descenso.
Si os digo la verdad… menuda fuerza de voluntad por parte de sus compañeros que lucharon por bajarlo, incluso por zonas escarpadas en las que tuvieron que usar escaleras metálicas para descender entre las rocas, y sin abandonarlo en ningún momento. Esta vez el grupo si era numeroso, y esta vez sí podían jugar a ser “Dios” en el Everest puesto que ya tenían algo a su favor, la voluntad y un grupo reorganizado y agrupado para poder llevar la evacuación como era debido.

La aventura se saldó con muchos dedos amputados, muñones en los pies, gente con pulmones totalmente destrozados, pero todos vivos al fin y al cabo, pero sin poder olvidar los cadáveres que asomaban a lo largo y ancho de la montaña, y sin poder olvidar a aquel hombre por el que nada pudieron hacer.

A esto es a lo que se arriesga uno por un sueño; a perder la vida en el intento o a ver como la pierden los demás. No obstante, el éxito conlleva riesgo y voluntad para intentarlo, y este grupo está vivo para dar muestra de ello; de que todo es posible si uno no cesa en su empeño, y mientras uno no se siente en el camino para rendirse y no volver a echarse a andar.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Te acordarás un día.


Te acordarás un día de aquel amante extraño
que te besó en la frente para no hacerte daño.
Aquel que iba en la sombra con la mano vacía
porque te quiso tanto... que no te lo decía.

Aquel amante loco... que era como un amigo,
y que se fue con otra... para soñar contigo.

Te acordarás un día de aquel extraño amante,
profesor de horas lentas con alma de estudiante.
Aquel hombre lejano... que volvió del olvido
sólo para quererte... como a nadie ha querido.

Aquel que fue ceniza de todas las hogueras
y te cubrió de rosas sin que tú lo supieras.

Te acordarás un día del hombre indiferente
que en las tardes de lluvia te besaba en la frente.
Viajero silencioso de las noches de estío
que miraba tus ojos, como quien mira un río.

Te acordarás un día de aquel hombre lejano
del que más te ha querido... porque te quiso en vano.

Quizás así de pronto... te acordarás un día
de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.
Tu rosal preferido se secara en el huerto
como para decirte que aquel hombre se ha muerto.

Y él andará en la sombra con su sonrisa triste.
Y únicamente entonces sabrás que lo quisiste.
Jose Ángel Buesa.

domingo, 17 de junio de 2012

Viaje a ningún lugar.

Momentos en los que escribo y borro, escribo y borro.
Momentos en los que una nota de verdades y sentimientos se transforma en mucho dolor.
Echo la vista atrás, y no veo a nadie, leo entre líneas y no encuentro nada, busco a mi lado y le hablo al silencio.
Momentos en los que las decepciones son tan inmensas y descomunales, que ni el optimismo, la felicidad, los fármacos o la esperanza, logran mitigar ese dolor.
Desconcierto, desconsuelo y mucha incertidumbre. Desconocimiento y ninguna explicación. Sólo un enorme abismo y la triste soledad.
Una fina cuerda que cruza el precipicio, sin saber bien a dónde, ni entender bien el cómo y para qué.
Un vacío constante por dentro. Un vacío al que saltar y dejar de pensar mientras sueñas con flotar y flotar.
Una respuesta, una llamada, un mensaje, una explicación...
Momentos en los que cualquier mano a la que agarrarse, sería digna de agradecer.
Años de caminar erráticamente, sin una verdadera amistad, sin una generosa compañía.
Y mi error... esperar de los/as demás, todo aquello que yo haría por ellos/as. 
Odiarme por ser como soy, pues a nadie le importa conservar la esencia de mi ser a su alrededor.
Ni más, ni menos.
Nada me da tregua, nadie me da un respiro.

martes, 5 de junio de 2012

Día Mundial del Medio Ambiente.

Hoy no soltaré un discurso que os pueda aburrir, o que os resulte tan tedioso que lo dejéis a medio leer. 

Hoy os dejaré un vídeo de cuatro minutos que pone de manifiesto, una vez más, la enorme capacidad destructora de la especie humana y que tan desapercibida pasa, bien por intereses concretos, o por "despiste" de todas esas personas que viven felices en la ignorancia de no querer saber que aquello que hacen, tiene su efecto o repercusión en el Medio Ambiente, en algún lugar del mundo al que no quieren mirar.

Cortometraje de Chris Jordan - Midway.

 

Web con el vídeo original en HD.

viernes, 11 de mayo de 2012

La España de los mercaderes.

#FatalFriday

Es por todos/as conocido el afán impetuoso con el que el actual Gobierno está recortando los derechos y los pilares básicos que constituyen nuestro modelo de bienestar. Un modelo que no nace de la noche a la mañana, y que no se introdujo en nuestro país sin esfuerzo, sacrificio y dedicación por parte de anteriores gobiernos, ciudadanos, agentes sociales, y otras muchas organizaciones anónimas que pusieron empeño en ello.

Un modelo que se fue fortaleciendo a medida que pasaban los años y que, aún en pleno siglo XXI, no llega a ser ni por asomo un modelo del todo perfecto, pero que sí garantiza, o garantizaba, derechos fundamentales de los ciudadanos y ciudadanas como son el acceso universal y gratuito a la sanidad o la enseñanza pública.

Cada viernes, somos testigos de cómo se añade una "losa" más a nuestra ya torcida "espalda", que no hace otra cosa que empobrecernos más y más y poner más impedimentos en nuestro día a día, dificultando no solo la conciliación familiar y laboral de muchos ciudadanos y ciudadanas que lo están pasando mal, sino también el acceso de éstas a bienes de consumo diario de los que cualquier familia depende sí o sí.

Se nos encarece la factura de la luz, el coste de la bombona de butano, el precio de los alimentos, los cuales en menos de un año volverán a sufrir el incremento del IVA que tanto negaba y negaba el Sr. Mariano Rajoy y todos/as sus Ministros/as. Se nos engaña con discursos plagados de burla y eufemismos para intentar ocultar la verdadera realidad, que no es otra que la de un Gobierno al servicio de los Mercados los intereses de estos y no de los y las ciudadanas para los que debe gobernar.

Recortes desmesurados en educación o sanidad, pilares fundamentales de cualquier modelo de bienestar, que vienen a confirmar lo que todos tememos, este Gobierno no quiere otra cosa que hacer de lo público un negocio, y más ahora que su burbuja inmobiliaria de la que tanto dinero y beneficios obtuvieron, terminó por pinchar y deshincharse.

Se anuncian grandes reformas envueltas en palabras grandilocuentes, como lo es la irrisoria subida de 1% de las pensiones, las cuales luego por otra vía sufren un recorte mayor al ver como se incrementa el IRPF, o se instaura el copago sanitario, haciendo que los enfermos crónicos y pensionistas con rentas bajas y desoladoras se tengan que costear de nuevo los fármacos. 
Se priva del transporte sanitario a enfermos de diálisis, con cáncer, o que tengan que ir a rehabilitación, como si todo el mundo pudiera en época de crisis costearse un taxi o un servicio de transporte alternativo para poder asistir a recibir su inevitable tratamiento periódico. ¿Qué clase de país es este, que recorta miles de millones en aquellas materias intocables, para luego inyectar dinero público a la Banca o incluso tener que entrar a nacionalizarla por la nefasta gestión que hicieron anteriormente "sus amigos" en dichas sucursales?

Nos dicen, repiten y reiteran de forma incesante, "lo importante" que son los recortes, pero que no os engañen, no es por necesidad, sino por ideología. No son recortes que puedan ser justificados en absoluto. No se puede justificar un recorte en sanidad, en educación, en becas, en I+D+i, cuando por otra parte se derrocha dinero en publicitar reformas laborales fallidas y nefastas, cuando se les permite a los defraudadores venir a blanquear su dinero (el cual no sabemos de dónde procede) tributando al 10%, mientras que los demás, los y las pobres lo hacemos con un tipo impositivo muy superior. No podemos entender cómo se intentan justificar esos recortes, cuando a la intocable Iglesia no se la persigue y se le obliga a pagar como todo hijo/a de vecino/a el IBI, por el cual obtendríamos una cantidad de dinero que nos ahorraría muchos de esos recortes imposibles de justificar, pero que cada viernes se llevan a cabo por doquier.
No contentos con ello, la Casa Real sigue disfrutando de una opacidad "maravillosa", y el ejército sigue disfrutando de un dinero que se invierte en maniobras, municiones, y soldados que no hacen otra cosa más que ir a perder el tiempo por el mundo.

Nos dicen que hay que reducir el déficit por el bien de nuestra moneda, esa que sólo sirvió para encarecer la vida a la vez que perdíamos poder adquisitivo a lo largo de estos años. Una moneda que no hace otra cosa que estrangularnos hasta la saciedad sin que sepamos muy bien el cómo o el por qué.
Nos dicen que todo va bien, pero que tenemos que corregir un déficit desproporcionado. Que si 35.000 millones de euros, que si 73.000 millones de euros, pero siempre una cifra que es la equivalente, justamente, a la que se pierde en este país mediante el fraude fiscal. Un fraude que no sólo no es perseguido con contundencia, sino que ahora será premiado con una tributación irrisoria.

Se permite eso, mientras se desmantela el estado del bienestar. Se culpa a la herencia, a las CC.AA, a las distintas AA.PP, o a cualquiera que pase por delante de la cámara en ese momento, pero una vez más, esto no es cuestión de necesidad sino de ideología.

Acabar con esta barra libre de recortes es posible y fácil de entender.

Empecemos por perseguir a los defraudadores y no desmantelando las cúpulas de Hacienda que investigaron y encontraron a los corruptos infiltrados en los distintos Gobiernos de las distintas CC.AA.

Hagamos pagar más a las grandes fortunas, a las intocables SICAVs, a la Iglesia, y a todo ese gentío que puede permitirse dar más de sí, sin pasar por ningún tipo de penuria.

Pongamos una tasa financiera ejemplar, y penemos con mayor carga a aquellas que repartan mayores dividendos y bonos entre sus altos cargos, directivos y consejeros de administración mientras cierran el grifo a Pymes y familias.

Impulsemos planes de Estímulo que ayuden a reactivar la economía, lastrada ahora por la falta de consumo y por la baja actividad privada que nos condenan una y otra vez a la recesión.

Modifiquemos la estructura de las Diputaciones, casa de corruptos y amigotes de turno, especialistas en duplicidades y reinas de la opacidad administrativa. Pueden reestructurarse y limpiarse de tanto político, y realizar actividades adecuadas para estos tiempos, pero no mientras sigan manteniendo esa estructura del siglo XIX. De no ser así, su mejor futuro, es la desaparición inmediata.

Abordemos una verdadera Reforma Fiscal, en la que el impuesto de sociedades no sirva para que las empresas con desorbitados beneficios terminen tributando a cantidades irrisorias gracias a la ingeniería financiera o a la maraña de desgravaciones fiscales que el sistema les proporciona para finalmente forrarse mientras despiden o recortan derechos a sus empleados y empleadas.

Abordemos una verdadera y consensuada Reforma Educativa, en la que la política y los dogmas religosos desaparezcan de todo debate y materia, y se haga lo que se tiene que hacer, educar a la gente para formarse y ser libres, y no para aprender a encadenarse a un puesto de trabajo o a un religión desde la guardería hasta el final del ciclo de escolarización obligatoria.

Finalmente, dejémonos la vida y el dinero en potenciar la ciencia y la +I+D+i, pues son el pilar fundamental, junto con la educación, de todo crecimiento sostenible. Son el motor de todas las economías desarrolladas, y el motor del avance y el descubrimiento de mecanismos para mejorar nuestro modelo de bienestar. Todo lo invertido en estas materias, repercute en un futuro en forma de beneficío y multiplicado por dos o por tres con respecto a su inversión inicial.

Queridos amigos y amigas, que no os engañen, esto tiene solución, y la austeridad y recortes por imposición nunca jamás serán la solución, y más si con lo "ahorrado" se rescatan entidades mal gestionados.

Todo el mundo, en algún momento de su vida, tiene que pasar obligatoriamente por la escuela, la universidad, un centro de salud y un hospital, y esta gente que hoy nos gobierna, se dio cuenta de que eso es un filón para enriquecerse y hacer dinero de forma sostenible. Aquello que no pudieron hacer con el ladrillo, puesto que se desmoronó por tener "fecha de caducidad", lo quieren implantar ahora en nuestro día a día a través de la sanidad y la educación.

Por si esto fuera poco, se nos encarece el acceso a la justicia, se nos pena por manifestarnos pacíficamente, se nos despide con total impunidad, y para mayor inri tenemos que demostrar nosotros/as que es de forma improcedente. Se suprime a la autoridad laboral en nuestro trabajo, no se supervisan los despidos, EREs, y descuelgues de convenios y lo único que tendremos es gente desesperada. Desesperada por encontrar cualquier clavo ardiendo al que agarrarse, y que permita a este Gobierno llevar a cabo sus tropelías sin que nadie se percate de lo que hacen, puesto que estarán bastante preocupados por encontrar trabajo, mantener silencio, y lo peor de todo, estar conformes y resignados con su nuevo papel de esclavo dentro de este sistema insostenible e insoportable.

Despertad, o luego será demasiado tarde.