Lo queremos todo sin
merecernos nada y, cuando ya lo tenemos, carece de sentido y de valor. Capricho lo llaman algunos. Cosas del
destino y necesidades irracionales que nacen de la nada.
Podemos ser ricos sin
darnos cuenta, no porque llevemos los bolsillos llenos de billetes que caen uno a
uno al emprender la marcha, sino por tener a nuestro lado todo aquello que realmente
buscamos y que, todavía, sin saber muy bien por qué, no somos conscientes de
que es lo que realmente estamos buscando, siendo, por lo tanto, nuestra necesidad
más inmediata.
Podemos mirar esos ojos
todos los días de nuestra vida, a cada amanecer, a cada despertar, a cada rato que pasa, y
no saber que en ellos se esconde nuestra verdadera felicidad.
Ignorar que a nuestro
lado tenemos todo aquello por lo que debemos luchar y que, con el tiempo,
terminará alejándose a pasos agigantados hacia algún lugar del cual nada
sabremos, y del cual jamás volverá.
Tocar mil veces esa “fortuna”
con las manos, con nuestra piel, e impregnarnos de riqueza sin saberlo, sin
ser conscientes de que en ese momento, en ese preciso momento, estamos tocando
un pedazo de cielo por el cual daríamos la vida si realmente lo viéramos como
tal.
Humanos… siempre
condenados a ser unos inconscientes pues sin esta condición no seríamos humanos.
Hace tiempo que vengo disfrutando
de una bonita canción que hoy me apetece compartir con todos/as vosotros/as, y
la cual, tras leer una pequeña explicación, espero que os guste tanto como a
mí.
Se trata de una canción de un
joven dublinés de 19 años llamado Ryan O’Shaughnessy, con la cual sin lugar a
dudas, debutó y pasó a la posteridad en el programa británico “Britains got
talent”, algo así como el “OT” británico, salvo por la enorme diferencia de que
en éste sí hay enormes dosis de talento.
El joven en cuestión, no se
considera ni una estrella, ni un chico talentoso, ni un compositor de obras excepcionales,
salvo por uno o dos temas, y éste en cuestión es uno de ellos, en el que manda
un mensaje verdaderamente bonito a la chica a la que ama. -¿Se pone interesante
verdad?-
Toca y compone no para satisfacer
al público, sino para sentirse bien consigo mismo y dar rienda suelta a sus
sentimientos, no como estos/as “artistas” de hoy en día a los/as que les
escriben “sus” canciones un grupo de especialistas en vender discos como
churros, y que el día de mañana serán olvidados y carecerán de sentido.
¿Dónde está aquí la historia? La
historia está en que esta canción está dirigida a una de sus amigas, de la cual
está perdidamente enamorado “sin que ella lo sepa”. La conoce desde hace seis
años, y desde hace un tiempo que viene sintiendo algo más que amistad por ella.
Se presentó al casting, se plantó
delante de miles de personas, y no para satisfacer al público (en un principio), sino para
declararse a su amiga con una bonita canción de la cual ella no estaba al
corriente. Incapaz de pronunciar su nombre, se dirige a ella y le canta donde
quiera que esté viendo el programa, y lo hace con una profunda sinceridad que
espero que os guste tanto como a mí.
Lo que ocurrió después ya lo investigaréis, lo importante es este preciso instante :-))
Canción: No name
Artista: Ryan O’Shaughnessy
Letra:
Every now and then I see I part of you I haven’t seen
Birds can swim and fish can fly the road is long I wonder way
One of these days you’ll realize what you mean to me ohhh
Every now and then I see a part of you I’ve never seen
Well I try to talk but I can’t
My soul has turned to steel
This happens every now and then when I try to tell you just how I feel
So if you ever love somebody
You gotta keep them close
When you lose grip of their body
You’ll be falling
Because I’m falling
Deeper in love
In love
Deeper in love
In love
Deeper in love
In love
No es ni por asomo el artista más
talentoso que pasó por ese programa, y mucho menos por esa edición, pero me
gustó haberlo descubierto, sin lugar a dudas.
PD: Yo me enamoré de la morena de rizos de la grada jajaja :-) Disfruten :-)