Hay días en los que odio la vida
con todas mis fuerzas y, el simple hecho de despertarme día tras día y ser
arrebatado del plácido regazo del mundo onírico (cuando el sueño es bueno, por
supuesto), me resulta deprimente, cuando no un suplicio.
Luego, pasados unos minutos, me
reconcilio con la vida y entonces comienza el verdadero día. El día que
verdaderamente necesito y quiero vivir, desde el mismísimo momento en el que me
lo propongo y, desde el mismísimo momento en el que decido cambiar mi destino o
mi forma de ver y afrontar el día.
Decido sonreír, pese a todo.
Decido afrontar los problemas y no esperar milagros resolutivos que nunca
llegarán y que, lo único que logran, es que nos sentemos a esperar por ellos,
estancándonos, sin avanzar hacia ninguna parte. Decido darle una oportunidad al
día y, si se tuerce y se llena de complicaciones, no perder la esperanza, pues
mañana tendré una nueva oportunidad. Decido llorar por los buenos momentos que,
aunque no estén presentes, sé que avanzando pronto llegarán. Llegarán, y serán
esos momentos repletos de pequeños y grandes placeres que me harán sonreír, que
me harán sentir un intenso escalofrío mientras los pelos se me erizan sin saber
muy bien por qué.
En cada amanecer hay una oportunidad
nueva y diferente. Me gusta odiar la vida, si es durante cinco minutos y no
más. La felicidad no debe ser solamente un deseo, también debe ser una obligación.
Hoy, una vez más, me propuse ser
feliz.
Para esos días en los que uno se despierta sin ganas de nada, sin ningún ánimo, sin ninguna ilusión, yo leo esto:
ResponderEliminar"No existe un día más hermoso que el día de hoy"
La suma de muchísimos ayeres forma mi pasado. Mi pasado se compone de recuerdos alegres, tristes... Algunos están fotografiados y ahora son cartulinas donde me veo pequeño, donde mis padres siguen siendo recién casados, donde mi ciudad parece otra. El día de ayer pudo haber sido un hermoso día... Pero no puedo avanzar mirando constantemente hacia atrás. Corro el riesgo de no ver los rostros de los que marchan a mi lado. Acaso el día de mañana amanezca aún más hermoso... Pero no puedo avanzar mirando sólo el horizonte. Corro el riesgo de no ver el paisaje que se abre a mi alrededor. Por eso, yo prefiero el día de hoy. Me gusta pisarlo con fuerza, gozar su sol o estremecerme con su frío, sentir cómo cada instante me dice :¡Presente! Sé que es muy breve, que pronto pasará, que no voy a poder modificarlo luego ni pasarlo en limpio...Como tampoco puedo planificar demasiado el día de mañana: es un lugar que todavía no existe. Ayer, fui. Mañana, seré. Hoy, soy. Por eso, hoy te digo que te quiero, hoy escucho, hoy te pido disculpas por mis errores, hoy te ayudo, hoy comparto lo que tengo, hoy me separo de ti sin guardarme ninguna palabra para mañana... Porque hoy respiro, transpiro, veo, pienso, oigo, sufro, huelo, lloro, río, amo... Hoy. Hoy estoy vivo. Como tú.
Elsa I.Bornemann
:-)) Da gusto cuando gente interesante se deja caer por mi humilde blog.
EliminarPerdona por la tardanza, pero tengo esto un tanto aparcado estos días, y al tener moderación en los comentarios, hasta que no abro el correo (siempre tarde o a altas horas de la madrugada) no leo y publico aquello que me dejáis aquí y que tanto se agradece.
No conocía ese texto, pero sin duda entiendo por qué lo lees y te ayuda en los días en los que un@ amanece con mal pie.
Te agradezco el comentario, te agradezco que te hayas tomado la molestia de leerme, y te agradezco que te hayas tomado la molestia de escribirme para compartir algo tan bonito e interesante conmigo.
Estoy con el móvil (todavía más limitado a la hora de responder y publicar cosillas), pero estos días si logro encontrar tiempo suficiente, te responderé desde el ordenador y compartiré contigo más y mejores cosillas :-))
Un besín, Noa! Gracias por pasarte, y disculpa mi tardanza ;-)