Extenso y sombrío es el
laberinto de la tristeza. Caerás en él, y serán las ganas de encontrar el
camino que te lleve a la salida lo que hará que te vuelvas a perder.
Te odiarás. Te odiarás con todas tus fuerzas. Te sentirás culpable a cada paso que des. No habrá ni un solo día en el que no amanezcas con ganas de rendirte y de decir basta, con ganas de poner fin a ese sufrimiento inexplicable, con ganas de escribir un punto y final. Te preguntarás por qué, y será durante ese silencio atronador cuando te sentirás totalmente embargado por la soledad y la culpa. Te sentarás y llorarás, durante tanto tiempo que tus pies terminarán hundidos en un lodo de lamento, en un légamo del que solo brotará más dolor y desgracia. Te ahogarás en un profundo mar, y será entonces cuando comprendas que es a ti mismo a quien tienes que buscar. Que es a ti mismo y a tus propios miedos a quien tienes que enfrentarte.
Será cuando te olvides de buscar ese camino, todavía inexistente, cuando realmente pongas rumbo hacia la salida. Entenderás que no son las circunstancias sino tu actitud lo que te llevó hasta ahí. Entenderás que uno puede interpretar y sentir un mismo paisaje, una misma imagen, una misma situación, de tantas maneras posibles como le permita la imaginación. Entenderás que el optimismo no debe ser una simple decisión, sino una necesidad imperiosa.
Te odiarás. Te odiarás con todas tus fuerzas. Te sentirás culpable a cada paso que des. No habrá ni un solo día en el que no amanezcas con ganas de rendirte y de decir basta, con ganas de poner fin a ese sufrimiento inexplicable, con ganas de escribir un punto y final. Te preguntarás por qué, y será durante ese silencio atronador cuando te sentirás totalmente embargado por la soledad y la culpa. Te sentarás y llorarás, durante tanto tiempo que tus pies terminarán hundidos en un lodo de lamento, en un légamo del que solo brotará más dolor y desgracia. Te ahogarás en un profundo mar, y será entonces cuando comprendas que es a ti mismo a quien tienes que buscar. Que es a ti mismo y a tus propios miedos a quien tienes que enfrentarte.
Será cuando te olvides de buscar ese camino, todavía inexistente, cuando realmente pongas rumbo hacia la salida. Entenderás que no son las circunstancias sino tu actitud lo que te llevó hasta ahí. Entenderás que uno puede interpretar y sentir un mismo paisaje, una misma imagen, una misma situación, de tantas maneras posibles como le permita la imaginación. Entenderás que el optimismo no debe ser una simple decisión, sino una necesidad imperiosa.
Será con el tiempo, y
sin apenas darte cuenta, cuando habrás dado el primer paso. Recorrerás un
camino que hasta ese momento te habrás negado a ver. Un camino que sólo tú
puedes construir. Un camino que, pese a haber estado ahí, en tu mente, desde el
primer día, no se verá reflejado ante ti hasta que no hayas comprendido que es
cuestión de voluntad, de aceptación, de superación. Y cuando llegue ese
día:
¡Lucha! ¡Lucha por sonreír, por avanzar, por superarte! ¡Acepta que estás ahí por haberte rendido, por no haber creído en ti mismo! ¡Esfuérzate y camina, porque será tu propia voluntad la que te aleje de ahí! ¡Haz todo lo que sueñas y nunca más dudes de ti!
¡Lucha! ¡Lucha por sonreír, por avanzar, por superarte! ¡Acepta que estás ahí por haberte rendido, por no haber creído en ti mismo! ¡Esfuérzate y camina, porque será tu propia voluntad la que te aleje de ahí! ¡Haz todo lo que sueñas y nunca más dudes de ti!
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